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viernes, 26 de octubre de 2012

Un flor de susto

Si yo tuviese una madre normal, simplemente me hubiese llamado de una guardia diciendome "Caro, puedo tener un infarto, me dieron las enzimas altas y tengo dolor en el pecho, estoy en...." Pero no la tengo, ya lo asumí hace años, aunque a veces me de bronca. Por esto mismo la conversación fue muy diferente, ella me llamó diciendo "Caro ¿Donde estabas te llamé toda la tarde? Tenía dolor en el pecho y las enzimas cardiacas altas, me querían internar y me fui de la guardia. Tuve que firmar un papel que decía que me habían informado que podía morir de un infarto, perder capacidad en el corazón, o, etc, etc". Como dentro de todo soy un poco normal, le exigí que volviera de inmediato a lo que me dijo que no. Después de una discusión de 20 minutos por teléfono sumamente angustiosa en la que le imploré que volviera, me dijo que la pasara a buscar para llevarla a la casa. Como soy muy mala hija, la llevé al hospital, en medio de una fuerte discusión.
Entré en el hospital exigiendo que la atendieran ya mismo, ya que por dolor en el pecho no hay que hacer fila, ni sacar número (y además tenía miedo de que se me fuera corriendo). Y la ingresaron. Ojalá hubiese terminado allí, los médicos la dejaron ir con la condición de que fuera a su cardiólogo al otro día. Eso es lo que ella dijo, ya que yo no pude hablar con el médico, porque ella estaba en un sector solo para pacientes, y los médicos se iban constantemente.
Al otro día siguió la odisea. Ella seguía con el dolor en el pecho y una tozudez del tamaño de una casa. Quería trabajar, no quería ir al médico, no quería que yo le hable de ir al médico. A mi hermana casi la mato, se puso de su lado diciendo que "respete su voluntad, que no sea infantil, y que teníamos que negociar, que podíamos esperar unas horas". Yo estaba desesperada, la miraba pensando de que parte del cuerpo iba a ser mas simple arrastrarla hasta un taxi y me daba ganas de matarlas a las dos. Le expliqué que estábamos perdiendo tiempo valioso, que su calidad de vida podía estar disminuyendo segundo a segundo, hasta su médica habló conmigo y me dijo "hacé algo para convencerla y llevarla, yo sé que es difícil pero el corazón está sufriendo". Pero ningún argumento sirvió, estaba endemoniada, y hasta en un momento que traté de llamar a un médico a domicilio (iba a ser una ambulancia, pero ella no lo sabía), me corrió por toda la casa para sacarme el teléfono. "Vos me hacés doler el pecho", me decía.
Yo recordaba el tema de "el respeto al paciente". Cual es el punto en el que el paciente no está en condiciones de decidir y evaluar realmente lo que le puede pasar, y se ponen tozudos y duros como una roca. También me acordé de ese caso del testigo de Jehová que había firmado un papel para negarse a recibir transfusiones de sangre. La impotencia que sentía la familia, la entendí perfectamente. Ella argumentaba que el hospital le iba a hacer peor que quedarse en la casa, que en su casa estaba tranquila y no quería que la internen.
En un período de su vida ella estuvo muy mal, y la internaron dos meses por una hepatitis autoinmune, la vieron algunos médicos con demasiado ego quizá y fue uno de los momentos mas duros de nuestra vida. Fue largo y muy difícil, nosotras éramos chicas, mi mamá tenía mi edad.
Accedió a ir a su cardiólogo a la una y media. Yo no veía la hora que pasara, miraba segundo a segundo el tiempo, sabiendo que todo ese tiempo podía ser la diferencia. Pensé mucho en Viki, que adora a mi mamá. La noche anterior se le prendió de la pierna y no quería dejarla ir ni un solo momento. Tuvimos que explicarle que había partes que no eran para niños porque quería pasar a la sala de observación con ella. Pensé que le iba a decir si a mi mamá le pasaba algo. Me sentí enojada, y pensé que era una egoísta por no pensar en nada de eso.
Después de tres horas larguísimas salimos para el consultorio del médico, que llegó media hora tarde (otra larga media hora). A escondidas de mi mamá y mi hermana, hablé con la secretaria y le expliqué la situación para que le avisara al médico como venía la mano.
Cuando llegó estuvo fantástico. La revisó, le habló de igual a igual, sin mostrar que estaba imponiendo algo, pero la mandó urgente a internar porque decía que el electrocardiograma había cambiado y eso era otra señal de alarma. Obvio que fue todo el camino puteando, diciendo que todo era por mi culpa iban a internarla por una simple contractura de nada, que a ella le hacían mal las internaciones. Mi marido manejaba, pero creo que se la quería comer viva, igual que yo.
Finalmente llegamos al hospital, otra vez corrí a explicarle a un médico la situación y la metieron de urgencia. Así pasaron horas, larguísimas en las que la vieron muchos médicos. A uno lo escuchamos hablar de infarto, se acercó al mostrador de entrada y le dijo a la secretaria "ingresala con prioridad que es un infarto". Hasta que pude hablar con el cardiólogo que me dijo que no era un infarto, que las enzimas habían bajado, que a veces aumentaban por causas desconocidas, que había tenido una pericarditis, que el dolor era muy atípico y debían seguir investigando aunque de manera ambulatoria.
Así que la llevamos a su casa, me recriminó un poco por los pinchazos y el mal rato. Pero me di cuenta que lo hizo de la boca para afuera, por sus adentros yo creo que estaba muy asustada, con muchos miedos y no podía soportar la idea de estar enferma otra vez, de internarse y al menos era bueno que la decisión fuera mía.
 Fue un revoltijo importante estos últimos dos días. Estoy agotada, estuve muy angustiada y por momentos me pongo triste y a llorar, quizá porque sé que mamá no está bien de salud. No tenía un infarto, pero no está bien. Su diabetes esta descontrolada, el riñón no está funcionando muy bien y el corazón algo tiene. Por otro lado me preocupa mucho su tosudez y pensar que voy a tener que lidiar con estas cosas en el futuro. Yo también quisiera tener mamá para rato.
Esto me hace pensar en esta frase, aunque menos creyente, porque no creo en Dios:
Señor, concédenos la serenidad para aceptar las cosas que no podemos cambiar
 Valor, para cambiar las que si podemos cambiar
Y sabiduría para discernir entre ambas.

 Ayer me tarareaba un poco esta canción:

2 comentarios:

  1. Hola!
    Sabes que vengo de leer ayer otra historia re similar a esta que vos contas? Una chica de un blog que sigo andaba también teniendo un temita así con la mamá. No era por el lado cardiaco sino por el tema de lo pulmonar y el cigarrillo, pero la misma reticencia de la madre a ir a los médicos, la misma angustia de ella..
    En fin, espero que no sea nada grave y puedan solucionar el problema de tu mamá. Que estes angustiada y cansada es entendible. Uno quiere tener a sus padres siempre con uno, pensar en el momento que no sea así es terrible (yo evito pensar en ello, realmente es algo que no quiero ni pensarlo). Que mejore todo. Me alegra que hayan podido festejar el cumple de tu nena igual. Se que no borra todo lo que está pasando pero por lo menos ayuda un poco. Sostenerse de esos momentos lindos, sacar fuerzas para soportar los que no lo son tanto.
    El video de Patricia Sosa es muy lindo. Me ha acompañado esa canción en muchos momentos.
    Mucha fuerza para vos, que todo salga bien.
    Abrazo!

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