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martes, 13 de abril de 2010

Dios viene en comprimidos

¡Si! Es cierto y voy a demostrarlo.
Me di cuenta cuando trabajaba en una Farmacia hace un tiempo. Durante tres años he sido testigo de innumerables actos de fe y devoción que presentan sus fieles seguidores.
Y si de religión se trata, comencemos por la Fe. Verdaderamente la gente cree en los poderes de los medicamentos, por cualquier cosa que tengan o ante el menor síntoma corren a la Farmacia con la esperanza de que el Dios en comprimidos pueda curarlos.
Tal es la fe, que voy a contarles un dato curioso, la industria Farmacéutica en sus protocolos de investigación debe utilizar dos grupos de estudio: Uno de ellos es el grupo placebo, al que se le da un comprimido sin nada, obviamente sin que él paciente lo sepa. Esto tiene como objetivo demostrar si las mejorías son producto de la fe o del medicamento.
Otro ejemplo son esos tecitos con Paracetamol (por favor ¡Qué robooooooooo!). Esos tecitos no pueden sacar a nadie de la cama, y sin embargo lo hacen. Mas de uno me dirá "ah! Yo tomé y me hicieron efecto". Pero lo cierto es que esos tecitos solo tienen 500 mg de paracetamol y nada más. El paracetamol es de los antifebriles mas suaves y quizá calme un poco el dolor de cuerpo, pero nada más, el resto es acción de la fe o el formalmente llamado "Efecto placebo"
También a las Farmacias acuden almas desesperadas por el dolor, y te dicen "dame lo más fuerte que tengas"... Yo pensaba en ese Klosidol inyectable que descansaba en el cuarto de psicotrópicos, y siempre les terminaba recomendando el ibuprofeno de venta libre 400 mg. Insistentemente, sobre todo los hombres (porque hay que decirlo, tienen un umbral para el dolor claramente más bajo que el nuestro), me decían "¿Esto es lo MAS fuerte que existe?".
La mal llamada curación, no es tal. La mayoría de los medicamentos solo apantallan los síntomas producidos por la enfermedad mientras el cuerpo hace su trabajo. Tal es el ejemplo de las fórmulas "para la gripe y el resfrío" que tienen descongestivos y antipiréticos (para la fiebre) y en el peor de los casos antitusivos. Es claro que un proceso que empieza por un virus termina gracias a nuestro sistema inmune y no gracias a ninguna cosa que tomemos. De hecho todas esas fórmulas solo entorpecen el normal funcionamiento de nuestras defensas. La fiebre sirve para que las defensas actúen de forma mas eficaz, aumentando el flujo sanguíneo para que las células efectoras puedan llegar a todo el cuerpo.
Sin embargo, hay que estar bien, no hay que sentir dolor, no hay que enfermarse nunca.
Aunque es sabido que el cuerpo tiene mecanismos de autocuración que quizá lleven un tiempo más prolongado, es claro que para la gran mayoría de las enfermedades mas medicadas el único remedio efectivo y eficaz es el reposo. Del reposo nadie es creyente ni seguidor. Solo así podemos explicar que las farmacias vendan sus remedios a dos por uno o desaparezcan de sus góndolas cajas a granel de medicamentos.

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